Era su obra maestra.
Le había dado forma día a día, forjado con razón y orden cada gesto, cada sonrisa, cada lágrima.
Era su obra maestra y no había nada más que perfeccionar.
Pasarían los años y ella actuaría como él quisiera, bajo el signo del raciocinio más estricto. Ni un ápice de personalidad.
Era su obra maestra y con ella estaba...razonablemente solo.
Ruth, oct. 2008.
5 comentarios:
Facebook a la derecha,
Facebook a la izquierda,
por alli se acerca mi madre,
con una bandeja de COCRETAS
es lo que tiene el existencialismo... : )))))
hey! no sabía que tenías un blog!
Me lo apunto.
Besos,
ER Migue
Muy bueno el blog, compañera.
El post de tu padre me ha dejado muerta.
besos
Wicked
MarySóloMary ;-)
Publicar un comentario