lunes, julio 16, 2007

"Show me the way to the next whisky bar": Mahagonny

Grosz, Los ladrones de la sociedad, 1920


El 9 de marzo de 1930 se estrena en Leipzig, Alemania, Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny. (Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny). Con libreto del corrosivo Bertolt Brecht y música del gran Kurt Weill, que colaboraron también en la Ópera de los Tres Peniques (1928), la obra –en tres actos- se sitúa a medio camino entre el songspiel, conjunto de canciones con interludios orquestales, y la ópera.
A partir de un argumento aparentemente simple, Brecht nos introduce en una metáfora de la sociedad, tanto la capitalista como la comunista, los regímenes totalitarios, una metáfora del individuo, del ser humano enfrentado a su libertad y a la privación de ésta:
“Un insólito grupo de individuos perseguidos por la policía norteamericana por fraude y prostitución huye hacia la costa californiana. En el trayecto se les estropea el camión en el que viajan y por no proseguir a pie deciden fundar la ciudad de Mahagonny como la ciudad de los placeres donde todo está permitido menos no tener dinero…"
Estos fugitivos son Leokadia Begbick, Fatty “el apoderado” y Moisés de la Trinidad. Convertirán Mahagonny en una ciudad basada en el “todo vale”… si se puede comprar. Una ciudad inexistente, imaginaria de Norteamérica, una ciudad en el desierto de Alabama, -alusión a los feroces buscadores de oro estadounidenses-. Una premonición de las Vegas, y una reminiscencia ¿de Sodoma y Gomorra?, entre otras…
Es un lugar fuera de tiempo y espacio, un lugar hecho mito, hay que desplazar al espectador ese plano neutro para hacerle comprender el significado último del contexto y las contradicciones, y contrarios, que participan en el argumento. La ciudad es la “patria” en el sentido abstracto, es la búsqueda del yo en una sociedad corroída, que va construyéndose, discurriendo en ese tiempo y ese espacio indeterminados a partir de una serie de caracteres extremos: prostitutas, buscadores de oro, nuevos ricos procedentes de Alaska, personajes que no dejan de mostrar en sus diálogos las contradicciones entre la vileza y la humanidad, la necesidad de lo social, de la amistad y el amor, y el más primitivo egoísmo, soledad y aislamiento.
En Mahagonny reina una tranquilidad que parece libre, pero es impuesta por la dependencia de valores artificiales. El tiempo pasa sin que pase nada más que la pasividad y la desidia, y surgen los conflictos cuando lo externo, que no se puede dominar ni controlar, viene a destruír la ciudad: un huracán. Surgen los primeros conflictos: el miedo a perder, la muerte, la soledad, el miedo al otro, el afán de supervivencia por encima del otro… el huracán finalmente “pasa de largo” y se recupera el día a día apacible, ver pasar la vida sin reflexionarla, sólo emborrachándola con el alcohol prohibido: Hoy la TV, la pantalla del ordenador, el capitalismo feroz, la destrucción del medio natural… Nihilismo.
Y existencialismo. La paradoja ya se ha planteado…¿algo ha cambiado en Mahagonny? : ¿es más peligroso el “huracán” o el propio ser humano cuando no tiene reglas ni convicciones éticas, sino “reglas” impuestas por el poder, el dinero, la sociedad…..? y sin embargo… ¿ es posible la libertad, la entrega sin egoísmo, al amistad y el amor puros, el conocimiento de uno mismo sin los demás?
Uno de los personajes, Jim Mahonney, plantea esa rebelión contra la autoridad de la no “autoridad”. Se cuestiona su libertad, se cuestiona su soledad, se cuestiona el amor por Jenny, una de las prostitutas, que simboliza además cierta liberación femenina en un mundo machista. Su rebelión le costará la muerte: Su conflicto interno, le hace olvidar el contexto en el que está, le saca fuera de él y ¿le acerca al ser humano? olvidando que ha de pagar sus deudas impuestas de sexo y alcohol. La justicia –tripartita-, los tres fugitivos convertidos en jueces despiadados e ignorantes, decide que la deuda de dinero es imperdonable, más que el asesinato. Jim Mahonney es condenado a muerte, desfallecido de sed y hambre…. su amigo Bill y su amante Jenny le lloran… pero al final, ni siquiera Jenny quiere pagar por él. Se puede encontrar una interpretación religiosa, si se quiere, en el texto de Brecht, pero no sin la carga irónica contra la moral férrea de ciertas creencias…
Al final ha sido necesario un nuevo orden en Mahagonny, -crítica al totalitarismo y prefiguración del nazismo- confusión y caos bajo un orden aparente, impuesto. Triunfa la miseria humana.
La música de Kurt Weill nos hace percibir el contenido del texto con sus matices múltiples, desde lo solemne a lo grotesco. Con una orquesta donde al viento y al cuerda tradicionales se incorporan un bandoneón, y un banjo, entre otros instrumentos poco comunes para la formación tradicional, Weill nos lleva por el cabaret berlinés, jazz, canciones, tarantelas, blues, opereta, música popular, música barroca de carácter religioso –alusión enfática a la autoridad moral, a ¿Dios?- , fugas, grandiosos coros casi verdianos, -de esclavos también, aunque éstos de capitalismo-, que atraen al público a la escena y le increpan como la voz de la conciencia.
Una diversidad de músicas que subraya el significado de la obra y consigue crear una música lo suficientemente compleja, llena de disonancias y matices dramáticos intencionados, y a la vez lo suficientemente pegadiza para que el mensaje de sus “estribillos” se nos quede bien. Al principio presenta una serie de temas que se van complicando y desarrollando a lo largo de la obra, pero siempre vienen con su mensaje mordaz, satírico, a recordanos su importancia en cada momento de la acción.
Alabama song, ya un clásico, se mueve entre lo lírico nostálgico y lo irónico declamado. Versionada por grupos y cantantes hasta la extenuación, desde The Doors, David Bowie, hasta Marilyn Manson (¡!). Sin duda nos quedamos con la diosa Ute Lemper, o apurando, Marianne Faithfull, pero no hay nada como la versión original de Lotte Lenya, esposa de Weill.
Well, show me the way To the next whiskey bar
Oh, don't ask why
Oh, don't ask why
Show me the way To the next whiskey bar
Oh, don't ask why, Oh, don't ask why
For if we don't find The next whiskey bar
I tell you we must die I tell you we must die, I tell you, i tell you i tell you we must die
Oh, moon of Alabama We now must say goodbye
We've lost our good old mama, And must have whiskey, oh, you know why
Oh, moon of Alabama, We now must say goodbye
We've lost our good old mama, And must have whiskey, oh, you know why
Well, show me the way, To the next little girl
Oh, don't ask why., Oh, don't ask why
Show me the way, To the next little girl
Oh, don't ask why oh, don't ask why
For if we don't find, The next little girl
I tell you we must die, I tell you we must die, tell you, i tell you i tell you we must die
Oh, moon of Alabama, We now must say goodbye
We've lost our good old mama….

Aquí unos fragmentos de la versión del Festival de Salzburgo, 1998:








Mahagonny se ha reinventado y reutilizado con posterioridad, en el cine, desde la Leyenda de la ciudad sin nombre (Joshua Logan, 1969), hasta Dogville (2003) y Manderlay (2005) de Lars Von Trier.

Ruth Piquer, julio 2007

3 comentarios:

CA dijo...

Hola Ruth:
Soy Carolina Astudillo y estoy preparando un documental
Me he topado con tu post sobre coser y me ha parecido increíble.
Me gustaría pedirte algo.
Dónd ete puedo ubicar?
Cuál es tu email?

Ruth dijo...

nayade21@hotmail.com
escríbeme y me cuentas, me alegra te haya gustado mi texto sobre coser.

Ruth dijo...

nayade21@hotmail.com
escríbeme y me cuentas, me alegra te haya gustado mi texto sobre coser.