miércoles, junio 06, 2007

CRISTAL OSCURO

En otro mundo, en otro tiempo, en la era de la maravilla, hace mil años, esta tierra era verde y era buena. Hasta que se quebró el Cristal, y un trozo se perdió: un fragmento del Cristal. Así empezó la profecía y aparecieron dos nuevas razas: los crueles Skekses y los apacibles Místicos…
Los Skekses exterminaron a todos los Gelflings... Menos a uno. Jen, el último de los Gelflings, fue adoptado por los Místicos, quienes le enseñaron toda su sabiduría, dándole pie a salvar el mundo, tras ver que la gran conjunción de soles está cerca... De esta manera los Skekses y los Místicos volverían a unirse en un solo ser y se restablecerá el orden.
Con este argumento entre la épica y el cuento, se esconde una intrincada y complicada historia donde las metáforas a través de la imagen cinematográfica son múltiples. Jim Henson construye un genial relato fantástico, en un momento en que la necesidad de construír otros mundos y/o descubrirlos, con la esperanza de que fueran mejores, estaba al orden del día en la creación artística y el cine.
Los años ochenta. Y así marcó mi infancia esta maravillosa y poco conocida película en la que Jim Henson y Franz Oz se unen para dirigir un bellísimo guión de David Odel y el mismo Jim Henson, lleno de lecciones éticas.
Las marionetas son bellísimas, consigue una acertada simbiosis entre el mundo animal y los humanos en unos seres que han influido en la representación de las criaturas fantásticas en el arte, el cómic y el cine durante mucho tiempo.
Las escenografías crean una sensación de realidad que no deja de ser adecuada a las marionetas. Plantas y árboles imaginarios, cielos, soles imaginarios, un mundo virgen lleno de silencios donde la Naturaleza enseña en sus detalles una trama y otra lección ética paralelas.
El mundo de los Místicos, entre la leyenda celta y el misterio extraterrestre. Expresados en el silencio y en la fuerza de la unión a través de las armonías musicales de sus voces. Expresados a través de la artesanía y en la belleza de los rostros y manos sabias.
Los crueles Skekses, que rozan lo grotesco y lo jocoso, despojados de sus ropajes , de su parafernalia, quedan en burdos, huesudos y desagradables amasijos de pájaros, insectos, ratas…, los gestos les delatan. La avaricia, la envidia, la falsedad del agasajo a los superiores.
Con una música épica que nos regala Trevor Jones, autor de hitos como Dentro del Laberinto y en otra línea El último mohicano. Una música que acompaña perfectamente el sentido del relato. Y que emplaza el mundo del Cristal Oscuro en la más cercana de las lejanías, en la más concreta de las abstracciones, en el alma del espectador por las tierras áridas de los Místicos y en los oscuros recovecos de las cuevas de los Skekses.
La trama es limpia, en su forma y contenido...y el final consecuente es que los contrarios se unen en el Equilibrio inicial.


Tengo entendido que se está realizando una segunda parte, The Power of the Dark Crystal, (2008), después de muchos años de ignorar esta obra de arte. No creo que los efectos del 3D que vayan a utilizar los creadores gráficos superen El único Cristal Oscuro. No hay mayor veracidad gestual y sentimiento que en las marionetas de Jim y Kira y en los pequeños esclavitos de los Skekses. Veremos con cierta ilusión y también cierto escepticismo y reticencia esta continuación sin sentido de un film único en su estilo, en su historia, un cuento cerrado y al que se pueden sacar mil ramificaciones filosóficas pero no derivaciones o continuaciones discursivas.

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